Sin embargo, esto no ocurre así. Más tarde, es convocado a Casa de Gobierno y allí le informan que no se ha resuelto dicho traslado pedido por lo cual el mismo queda en suspenso.
Por otra parte, la Embajada norteamericana, erradamente, sostiene lo siguiente:
“Perón está fuera del juego políticamente hablando, sin apoyo palpable en el Ejército y muy poco del sector gremial colaboracionista”. [1]
Mientras tanto las fuerzas populares comienzan a ponerse en movimiento. En el interior del país crece la inquietud:
“El día 15 se determinó declarar la huelga revolucionaria por tiempo indeterminado en todos los ingenios (…) Considerábamos que existía una vacancia de poder que debía ser llenada por las fuerzas gremiales y militares leales a Perón”. [2]
En Berisso, con el impulso de Cipriano Reyes, los trabajadores de la carne comienzan a movilizarse, recorriendo las calles al grito de:
“¡Viva Perón y la Secretaría de Trabajo!” [3]
Lejos de todo aquello, en su confinamiento en Martín García, Juan Perón espera noticias del Dr. Mazza. Sabiendo que no será sencillo obtener el traslado solicitado.
Fuentes:
[1] Carta de Cabot, John M. del 15/10/1945 al Secretario de Estado norteamericano.
[2] Pavón Pereyra, Enrique.
[3] Chávez, Fermín.
