Evita era puro amor por el Pueblo. Juan Domingo Perón

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Evita. Por Ricardo Carpani

“Yo entendí enseguida que era realmente Evita. Era puro amor por el Pueblo.

“Era una maravilla. Una muñeca de belleza, acompañada de una tremenda fe. Esa fe, estaba depositada en su amor al Pueblo y en su amor por mí. Porque en mí, veía ella la encarnación de ese amor popular.
Porque fue eso. Fue amor, lo que nos unió al Pueblo, a Eva y a mí. 
Juntos iniciamos el camino. No fue fácil para ella. Había luchado desde abajo.

“Un día llegó, al lado mío; era una chiquilla. Tenía luz en los ojos. Era capaz de todo por su Pueblo. Luchó hasta morir por ellos. Hizo de su vida lo que quiso el Pueblo.



“Hizo una entrega total y absoluta. Tanto fue así que le costó la vida. 
Ella se fue en su momento. Yo me iré en el mío. Pero lo que hicimos no se puede destruir con la muerte.
Cada uno de los tres, el Pueblo, Eva y Yo, en el otro que subsista, vivirá, y el Pueblo será el que nos sobrevivirá.

“Pudo ser una princesa. Pudo tener el mundo a sus pies. Pero, prefirió ser la madre de los pobres y los descamisados. De los niños desamparados y de los ancianos. Era realmente una santa.
Los humildes la adoraron y ella tomó como único precio por su vida, ese cariño. Lo prefirió a cualquier otra cosa en el mundo. Esta elección, la hizo ella sola. Absolutamente.

“No le fue fácil, pobrecita. Era una mujer muy frágil físicamente. Pero dio todo de sí.
Nunca esperó nada ni pidió nada. Nos quiso y eso fue todo. Nunca nos dejará.
Y siempre la necesitaremos. Ella también nos necesitó tanto.



“Estará siempre con nosotros.
Siempre.

Juan Domingo Perón


Este fragmento pertenece al libro “Así Hablaba Perón” de Eugenio P. Rom; A. Peña Lillo Editor; Buenos Aires; 1980.   

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