Como todas las cosas, mi vida ha tenido un principio. Ese principio ha sido mi madre.
Me contaba mi abuela, que cuando Lobos apenas era un
fortín, ellos ya estaban allí.
Mi abuela inmemorial era lo que bien podemos describir
como una mujer machaza, que conocía todos los secretos del campo.
La recuerdo sentada en un banquito, frente a su rancho,
descalza y con sus chancletas a un costado, siempre con las manos ocupadas,
haciendo algo: o cuereando un capón o bien limpiando un par de gallinas para
alimentar a su numerosa prole (…) rodeada de sus perros y sus gallinas
batarazas (…) tan diestra y rápida que
podía desplumar a una gallina sin hacerla gritar.
Cuando la vieja solía contar que había sido cautiva de
los indios, yo le preguntaba: Entonces, abuela ¿yo tengo sangre india? Me
gustaba la idea, ¿sabe? Y creo que, en realidad, tengo algo de sangre india (…)
Y me siento orgulloso de mi origen indio, porque yo creo que lo mejor del mundo
está en los humildes. El mundo tiene solamente hombres buenos y hombres malos. Son las únicas categorías que acepto.
(…)
Mi madre, nacida y criada en el campo, montaba a caballo
como cualquiera de nosotros e intervenía en las cacerías y faenas rurales con
la seguridad de las cosas que se dominan.
Era una criolla con todas las de la ley.
Veíamos en ella al jefe de la casa, pero también al
médico, consejero, y amigo de todos los que tenían una necesidad.
Esa suerte de matriarcado, ejercido sin formulismo, pero
bastante efectivo, provocaba respeto, pero también cariño.
Y en mi concepto, el cariño es la mejor forma de respeto
entre los seres humanos.
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Juana Sosa. Madre del General Juan Domingo Perón [Foto: El Litoral] |
Sí, la viejita era muy gaucha. Ella había nacido allí, en Lobos, entre esa gente humilde
y trabajadora del campo.
Mamita era muy fuerte, muy criolla.
Fuentes:
-Juan Domingo Perón. Entrevista de Adriana Civitta.
Revista 7 Días. 5/12/67
-Juan Domingo Perón. Revista Panorama. 14/04/70
-Juan Domingo Perón. Yo, Juan Domingo Perón, relato
autobiográfico.